14 Feb Elogio de la Radio #DíaMundialDeLaRadio
En los años 50 las familias se reunían entorno a la radio para escuchar programas, noticias y novelas. Cuando apareció la televisión, todos creían que sería el fin de la Radio. Hoy en día sabemos que esta predicción está muy lejos de haberse cumplido y los oyentes de este medio son cada vez más numerosos y entusiastas.
En primer lugar la Radio tiene una función de acompañante, está contigo pero no te tiene cautivo. Puedes estar cocinando, atendiendo a tus ocupaciones, incluso trabajando y la radio está ahí, distrayéndote, informándote de lo que está pasando en el mundo en tiempo real. A veces se escucha como ruido de fondo hasta que algo capta la atención y entonces esto te hace poner el foco de lleno en lo que está aconteciendo.
La Radio te acompaña en los viajes en coche, los atascos urbanos, haciéndolos gratos y llevaderos, en parte gracias a otra de sus grandes seducciones: la Música, disponible, estimulante o relajante pero siempre presente y accesible a la demanda en todo momento –
Y qué decir de las noches donde la Radio se vuelve confidencial, intimista, amiga insustituible de los trabajadores nocturnos, de los noctámbulos y de los insomnes. A favor de la noche en la radio se escuchan testimonios y confidencias que serían impensables en otro momento y en otro medio. Los oyentes nocturnos constituyen una constelación a la que cada uno se siente pertenecer en un contexto de libertad secreta pero compartida.
En muchas ocasiones más que un programa o un tema, lo que se busca en la Radio es un ambiente: voces conocidas o testimoniales, una atmósfera, un ritmo lento y un codiciado programa musical… Es increíble lo que pueden hacer los fragmentos de una canción para atrapar un recuerdo, desempolvar una imagen, poner reminiscencias en la línea del Tiempo golpeada por su inexorable marcha.
Y es que, como los poetas, la radio es nómada, liberada, conmovedora y voluble. Solo la radio tiene esta capacidad de ser amiga sin invadir, de despertar la memoria y de resistir a la presión de la máquina del olvido liderada por las nuevas ofertas de ocio y el consumo.
Por todas estas razones y muchas más, nosotros afirmamos con cariño nuestra voluntad de seguir perteneciendo a la onda invisible y sonora de la Gran Tribu de la Radio.
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