01 Mar PSICOLOGÍA POSITIVA y ENGAGEMENT
También llamada “la Ciencia de la Felicidad”, la Psicología Positiva tiene la ambición de promover la salud y ayudar a lograr un funcionamiento óptimo del individuo. En este sentido puede entenderse como un recurso frente a los problemas de ansiedad y de estrés en el trabajo que se han incrementado considerablemente en el último año. Y es que efectivamente, sus prácticas previenen eficazmente los riesgos psicosociales, pero la Psicología Positiva va mucho más allá. Contribuye a la comprensión de los mecanismos psicológicos en funcionamiento y ofrece una lectura renovada de empresas y organizaciones.
Otra forma de percibir el trabajo
Durante mucho tiempo, la palabra “trabajo” se ha asociado con el sufrimiento debido al anatema bíblico. En los años 60, Douglas McGregor destacó las ideas de la época sobre el trabajo: a las personas no les gusta trabajar, necesitan ser dirigidas, etc. Así, la única motivación que podían tener los trabajadores era necesariamente de naturaleza extrínseca (recompensas materiales), no el trabajo en sí. Más tarde, autores como el impronunciable y genial M. Csikszentmihalyi (Fluir) propuso otra teoría: las personas pueden disfrutar trabajando y prosperar personalmente en y a través del trabajo. Como consecuencia, cuando un individuo tiene las condiciones adecuadas para trabajar, fluye y disfruta de lo que hace y, como consecuencia, su engagment se refuerza. Pero ¿Qué entendemos exactamente por compromiso? Es el estado de ánimo positivo de un individuo presente y activo en el trabajo y que muestra fuerza, impulso, absorción y dedicación plena a su actividad. La Psicología Positiva se basa en el vínculo entre el bienestar y el compromiso, garantía de un desempeño óptimo. Para alcanzar este nivel, propone trabajar en impulsores o motores personales y organizacionales que interactúan entre sí.
Motores personales
Entendemos por “motor personal”, todo lo que concierne al individuo, es decir las emociones, o lo que le permite recuperarse ante diversos tipos de pruebas. La Psicología Positiva asume que cada individuo tiene los recursos necesarios para afrontar situaciones difíciles o estresantes. Estos recursos son la Resiliencia y las “Fortalezas del carácter” de M. Seligman (los valores en acción) que son las predisposiciones naturales de un individuo, que explican sus comportamientos, su forma de pensar y de sentir. Aprovechando estas Fortalezas en el entorno profesional, la persona puede lograr su funcionamiento óptimo y, de ese modo, volverse más eficiente. Hay pruebas psicométricas on line que permiten a la persona identificar sus Fortalezas, como el Cuestionario VIA de Martin Seligman y Christopher Peterson. El individuo consciente de sus fortalezas, no solo puede ser más productivo, sino que también puede mejorar su vida personal, desarrollándolas en otras áreas de la vida. Por otro lado, al adoptar una gestión que valore las Fortalezas de carácter de los trabajadores, la empresa muestra que confía más en las personas y en los recursos de los que dispone.
Impulsores Organizacionales y Liderazgo Positivo
Los Impulsores Organizacionales refieren a la actividad profesional y a las relaciones en el trabajo. Es importante que las tareas sean diversas y representen un desafío para el trabajador. El aspecto ambiental del trabajo, las relaciones interpersonales, la autonomía y la confianza son también elementos esenciales. En términos de gestión, hablamos de liderazgo positivo, cuyo objetivo es garantizar un clima laboral y unas relaciones positivas, una buena comunicación, así como la introducción de un significado positivo. Este liderazgo se basa en multitud de prácticas como saber felicitar, estar en la dinámica del cambio y en el intercambio, confiar a priori, mostrar gratitud, reconocer los esfuerzos, permitir el derecho a equivocarse y ser auténtico. Un líder positivo aborda los desafíos identificando y luego desarrollando todo lo que funciona y las Fortalezas. Por su parte a los trabajadores les pertenece saber capitalizar las Fortalezas de la organización y relativizar sus debilidades.
Se trata en definitiva de dar la espalda a esta vieja cultura del problema. El liderazgo positivo sugiere basar el trabajo inspirándolo en la creación de valor. En lugar de los discursos tradicionales de gestión, un líder positivo transmite un sentido al trabajo, vinculándolo a la tarea de cada persona puesta al servicio de una misión colectiva. De esta manera se crea valor social añadido. Los datos económicos y financieros ya no son objetivos de gestión, sino indicadores y recursos.
Para concluir podemos afirmar que la Psicología Positiva se enfoca, no solo en el desempeño de las personas, sino también en el económico y social. Un estudio de los psicólogos Lyubomirsky, Diener y King muestra que los trabajadores felices son un 37% más productivos y 3 veces más creativos que aquellos que dicen ser infelices en el trabajo.
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