22 Sep Estrés al límite. Los signos que deben alertarnos.
El BIT (Organismo Internacional del Trabajo) publico en 2014 un informe donde constaba que 2,2 millones de profesionales morían cada año en el mundo debido a un accidente o una enfermedad asociada a su trabajo. Esto equivale a 5000 personas al día!
Existen numerosas manifestaciones físicas y psíquicas que anuncian una saturación del estrés cercana al burn- out. Queremos aquí ayudar a identificar estos primeros síntomas para alertar a la persona o a su entorno y que pueda tomar medidas preventivas anti-estrés.
Manifestaciones físicas de un próximo burn-out:
Pueden ser muy variadas: del simple dolor de estómago al riesgo cardiaco. Entre los signos más precoces están los problemas del sueño (insomnios: dificultad para conciliar el sueño o despertares de la mitad o fin de la noche) que conducen a tomar pastillas, los problemas de piel (alergias, picores, dermatitis), cansancio crónico, dolores en las cervicales, la espalda o el cuello, y también migrañas, mareos o vértigos….
Manifestaciones emocionales:
Sentimientos de desánimo o de tristeza, idas negras, ansiedad importante, pesimismo… estas manifestaciones no son específicas en sí, es su acumulación y repetición que señalan una situación de riesgo.
Manifestaciones cognitivas
El exceso de trabajo tiene consecuencias en el funcionamiento cerebral. Al ser excesiva y permanentemente solicitado, el cerebro se pone en estado de “sur-calentamiento”, lo cual puede provocar problemas de concentración o de pérdida de memoria. Cuando además baja la motivación, la persona puede desarrollar pensamientos negativos sobre su empresa y obsesionarse con ellos, al punto a veces de caer en un cuadro depresivo o, en ciertos casos extremos, de abandonar su empresa.
Manifestaciones comportamentales
A medida que la presión sube, las consecuencias en la vida cotidiana se hacen sentir con más fuerza. Puede ser al inicio una desgana interna (vestimentaria, descuido de la apariencia, desidia…) y externa (descuido de las actividades diarias y sociales…). Progresivamente la persona se aísla y se distancia del mundo que le rodea. Las consecuencias son posibles conflictos con los hijos, con la pareja, los amigos.. bajo interés en el trabajo y consumo de sustancias (alcohol, medicamentos..).
Pero ¿Qué es lo que puede conducir a tal escalada en los trastornos?
Del placer en el trabajo al agotamiento profesional, se observan 4 fases características que han detectado los especialistas dedicados a estudiar el burn-out. Estas fases pueden variar de una persona a otra, dependiendo en parte del tipo de trabajo y del modo de relación con la jerarquía. No obstante estas 4 fases son relativamente constantes aunque en distintos grados.
FASE 1: el disfrute en el trabajo:
Estado de flow: satisfacción profesional, interés, fuerte implicación, compromiso constante, plena aceptación de los aspectos negativos del trabajo y fuerte empeño en las tareas. Es el tiempo en el que el profesional tiene el sentimiento de ser bien valorado y recompensado por sus esfuerzos.
FASE 2: la sobre- implicación:
La motivación y la satisfacción siguen siendo altas. Sin embargo el campo del trabajo invade progresivamente toda la vida personal del trabajador que concede cada vez menos importancia a sus necesidades personales. La familia o el entorno empiezan a quejarse. Aparecen signos de cansancio físico y trastornos del sueño que son negados o minimizados por la persona.
FASE 3: el empecinamiento frenético
La idea de la satisfacción en el trabajo se esfuma progresivamente ante la acumulación de obligaciones. Crece sistemáticamente la ansiedad a la vez que disminuye poco a poco la auto-estima. La persona se muestra cada vez menos empática y aparecen signos negativos de comportamiento (desplantes hacia los compañeros, critica del management de la empresa…). La dedicación al trabajo se torna compulsiva, incluso en el ámbito privado.
FASE 4: el derrumbe (burn-out)
Última fase de un proceso que puede durar meses, incluso años. La persona se desmorona literalmente y siente que ha perdido toda su capacidad de iniciativa. Su carácter se encuentra fuertemente alterado y puede manifestarse negativamente hacia los compañeros, los clientes..
Este derrumbe de la personalidad afecta a todas las dimensiones del trabajador: psíquica, emocional y física. Puede culminar en un cuadro depresivo y necesitar un tratamiento médico y especializado.
Frente a este síndrome cada vez más presente en nuestras sociedades, conviene estar atento y prevenido y recordar que si bien el estrés es una reacción positiva de
Carmen Caillot
Directora de Conocimiento y Formación
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